DIDAC. Santiago de Compostela
Colección DIDAC
Colección DIDAC
La Colección Fundación DIDAC es un legado en construcción que nace con la misión de proyectar el diseño y el arte contemporáneo. Con la intención de generar un mapa visual y documental de lo ocurrido fundamentalmente desde los años setenta hasta hoy, esta colección reúne, además de obras de arte y objetos de diseño, catálogos y libros de artista, revistas y carteles, informaciones primarias y todo tipo de material que contribuye al estudio del diseño y el arte contemporáneo en Galicia. Para ello se complementa con piezas de artistas y diseñadores nacionales e internacionales que ayudan a la contextualización de este legado al tiempo que permiten expandir el relato y generar conexiones.
Con una organización cronológica que nace simbólicamente con la publicación del primer número del Laboratorio de Formas de Galicia en 1970, la Colección Fundación DIDAC asume una vocación contemporánea y apuesta por difundir y catalogar el día a día de la creación más actual. Conscientes de que es cada generación la que encuentra sus propias afinidades y filiaciones en el pasado, la Colección Fundación DIDAC también incluye creaciones anteriores a su marco cronológico principal, como es el caso de la imagen de la empresa Zeltia diseñada por Xaime Isla Couto, latas de conservas de la empresa Massó o diferentes tipos de envases de Aguas de Mondariz, así como las publicaciones que Luis Seoane realiza para las editoriales Nova, Citania o Botella al Mar en el exilio. En este sentido, se incorporan a la colección diseños de autores como Paul Rand o Alvin Lustig, que ayudan a contextualizar el trabajo de Seoane. Además de libros, la colección atesora importantes diseños cerámicos de Seoane como Ramo vermello (ca. 1979) y tapices como Paisaxe (1979), este último realizado en colaboración con María Elena Montero. En esa misma línea destacan también ejemplos de mobiliario y diseños cerámicos de Isaac Díaz Pardo para Sargadelos.
A estas importantes aportaciones de diseñadores gallegos para sus empresas se unen trabajos de diseñadores internacionales históricos como Marcello Nizzoli o Ettore Sottsass para Olivetti, Dieter Rams para Braun, Paul Rand para IBM, al tiempo que se incorporan trabajos posteriores de diseñadores gallegos como Pepe Barro de Grupo Revisión Deseño para Pazo de Vilane, Iván Mato para Nokia, Marta Lojo para Paco & Lola o Nordés, María Pereiró para Adegas Castro Brey, Cristina Moralejo de DARDO para A Tafona o Xosé Teiga para Bela Fisterra, entre otros. A todo ello se suman propuestas gráficas y editoriales de autores como Xosé Díaz, Alberte Permuy, Manuel Janeiro, Francisco Mantecón, Eloy Lozano, Nuria Carballo, desecribir, Uqui Permui o Artur Galocha, que se completan con numerosos autores nacionales e internacionales como Sonia Dyakova, Susana Blasco, Inês Nepomuceno, Cruz Novillo o Eduardo Aires, así como una serie de afiches promocionales como el cartel/calendario informativo de Otl Aicher para los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972, el de Eduardo Chillida para esos mismos juegos, el de Eduardo Arroyo para el Mundial de Fútbol de España en 1982, el de Rosmarie Tissi para la regata Kiefer Woche en 1990, los carteles promocionales de Enric Satué, América Sánchez o Javier Mariscal para los Juegos Olímpicos de Barcelona, los de Cruz Novillo para películas como El Espíritu de la Colmena o los de Dídac Ballester para el Festival de Jazz del Palau de la Música Valenciana en 2018. En esa línea están los pictogramas olímpicos diseñados para The Washington Post por Álvaro Valiño en 2016 o por Julian Opie para el Festival de Jazz de Montreaux en 2006. También la identidad corporativa de Oporto y sus aplicaciones, diseñadas por Eduardo Aires.
La Colección Fundación DIDAC cuenta también con mobiliario y objetos de diseñadores como Bruno Munari, Charles & Ray Eames, Jasper Morrison, Konstantin Grcic, Gaetano Pesce, Ronan & Erwan Bouroullec, Peter Obsvik, Eero Aarnio, Tomás Alonso, Isaac Piñeiro, Miguel Vieira Baptista, Patricia Urquiola, Philippe Starck; arquitectos como Aldo Rossi, Álvaro Siza, Tadao Ando o Zaha Hadid. En este sentido, hay una mirada atenta también al mundo de la artesanía con trabajos de Verónica Moar, Paula Ojea, Idoia Cuesta o Noroeste Obradoiro, y por supuesto, al mundo del arte, con trabajos de artistas como Sandra Cinto, Douglas Gordon, Albano Afonso, Julião Sarmento, Rui Chafes, Marco Giannotti, José Bechara, José Pedro Croft, Rui Calçada Bastos, Baltazar Torres, João Penalva o Patrick Hamilton; españoles como Luis Gordillo, Aitor Ortiz o Laura González Cabrera, así como una amplia representación de artistas gallegos como Manolo Paz, Rubén Ramos Balsa, Almudena Fernández Fariña, Carlos Maciá, Juan López o Vítor Mejuto, entre otros.
Por otro lado, se reúnen también una serie de trabajos que podíamos etiquetar como “contraculturales”, de diseñadores como Ventura Cores, Víctor Moscoso, colectivo A Galga, Xosé María Torné, que se pueden situar en línea con las formas desobedientes de diseñadores como David Carson, Stefan Sagmeister, Chip Kidd, April Greiman, Paula Scher o de un pionero Fortunato Depero. También realidades conceptuales que se formalizan desde el collage, como en el caso de Julião Sarmento, Pello Irazu, Caio Reisewitz, Jorge Galindo o el gallego Misha Bies Golas. En esta línea, tendente a la hibridación y al neobarroquismo, conviven también artistas como el citado Luis Gordillo, Ana Barriga o Santiago Giralda, así como diseñadores como Ferruccio Laviani, Humberto y Fernando Campana, Alex Trochut, a quienes podríamos sumar los diseños de zapatos retrofuturistas de Elena Ferro o Karim Rashid, o incluso punk en el caso de Vivienne Westwood.
Esta colección da sentido al proyecto de la Fundación DIDAC, que nace en línea con uno de los objetivos del Laboratorio de Formas de Galicia que pretendía dotar a Galicia de instituciones capaces de abrir nuevos trayectos interdisciplinares de investigación para el arte y el diseño, recuperar la memoria y encontrar uniones entre el espíritu de época y la tradición e historia de Galicia en el ámbito de lo creativo. En otras palabras, la raíz local se conjuga con vocación universal pero también el presente se destila desde una mirada al pasado, con el compromiso de trasmitir ese conocimiento, proyectándolo y renovándolo.